El maestro ideal o real

No exijamos docentes ideales cuando no hay alumnos ideales, sistema educativo ideal, padres ideales ni sociedad ideal ¿Por qué cargar a la educación con el fracaso colectivo?

Es cierto hay docentes sin vocación, hay docentes que se abusan de las licencias, hay docentes con horarios superpuestos, hay docentes sin preparación, pero también están los otros, una minoría quizás, pero existen los que educan porque les gusta, los que no faltan nunca a trabajar, los que dan clases como el primer día, los que son coherentes en las palabras y en los actos, los que quieren un futuro mejor, los que siguen adelante contra todo y todos, aun cuando la sociedad generaliza y los mide a todos con la mima varilla.

Es cierto, quizás no hay docentes ideales que los padres pretenden para sus hijos, pero tampoco son ideales los alumnos que tienen problemas de aprendizaje porque son golpeados, abusados o que no tienen para comer; no es ideal un sistema educativo que en nombre de la diversidad olvidó los limites y sus objetivos; tampoco son ideales los padres que depositan en la escuela responsabilidades de las cuales ellos deberían hacerse cargo ( pedir permiso, no masticar chicle en clase, escuchar cuando otro está hablando, respetar a los mayores…) son conductas y hábitos que primero se adquieren en el hogar y luego se consolidan en la escuela, no es ideal una sociedad que hizo de las instituciones educativas un deposito de chicos porque no es capaz de darle a los niños y adolescentes la oportunidad que se merecen.

Para que no haya un abismo entre el maestro ideal o real lo importante sería que el maestro estudie para esto porque lo siente, porque lo lleva en el alma, porque tiene ganas de comprometerse con la educación de las generaciones futuras. Hoy en día la mayoría de jóvenes que estudian esta profesión lo hacen por una salida laboral o porque es económico estudiar esto. Y no es así, es una de las profesiones más importantes porque sin maestros que eduquen no habría una educación real llena de valores y aprendizajes significativos. Desde mi punto de vista si cada maestro ejerciera su profesión desde el alma dejaríamos de hablar del maestro ideal o real.
VIVIANA JARAMILLO FRANCO